Crepas: Un viaje gastronómico a través de la historia Francesa
Descubre el sabor de Francia a través de sus famosas crepas. Una mezcla de historia, tradición y deliciosos sabores esperan en cada bocado.
Las crepas, más que un simple platillo, son un ícono de la cultura gastronómica francesa. Su popularidad entre locales y viajeros es indiscutible, y su historia y preparación revelan capas de curiosidades que deleitan tanto al paladar como a la mente.
Orígenes Medievales y Evolución
Se cree que las crepas tienen sus raíces en la Bretaña medieval, aunque en aquel entonces eran más crujientes que las versiones actuales. La evolución de este platillo a través de los siglos refleja la rica historia culinaria de Francia. Su nombre, derivado del latín ‘Crispus’, nos habla de su forma ondulada y envuelta.
Un Método de Cocción Antiguo
En la Edad Media, la preparación de las crepas incluía el uso de vino aguado en lugar de leche y se cocinaban sobre grandes piedras calentadas al fuego. Este método ancestral daba a las crepas un sabor y textura únicos que han sido refinados con el tiempo.
Día de la Candelaria: Una Celebración de Crepas
En Francia, el Día de la Candelaria no solo es una festividad religiosa sino también una celebración de las crepas. Este día, conocido igualmente como el Día de la Crepa, es una oportunidad para disfrutar de este delicioso platillo en sus múltiples variantes.
Harina de Trigo Sarraceno: La Tradición Perdura
Aunque la harina de trigo sarraceno era el ingrediente original, la mayoría de las crepas modernas se elaboran con harina de trigo. Sin embargo, la harina de trigo sarraceno sigue siendo utilizada en algunas recetas tradicionales, manteniendo vivo el legado gastronómico.
Dulce y Salado: Versatilidad en Cada Bocado
Las crepas ofrecen un abanico de sabores, desde dulces hasta salados, adaptándose a cualquier gusto. La adición de ralladura de limón o naranja a la masa es un secreto para darles un aroma refinado.
Un Utensilio Imprescindible en los Hogares Franceses
La importancia de las crepas en Francia se refleja en que la mayoría de los hogares cuentan con un sartén especial para su preparación, un testimonio de su relevancia cultural y culinaria.