Recordando el último eclipse total de sol en México, 1991

Desde la total oscuridad de 1991 al anillo de fuego en 2023, México ha sido testigo de espectaculares eclipses solares.

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El cielo sobre México ha sido escenario de fenómenos astronómicos fascinantes que han capturado la imaginación y el asombro de millones. Desde el último eclipse solar total de 1991 hasta el reciente eclipse anular del 14 de octubre de 2023, estos eventos celestiales han marcado momentos de unión y reflexión sobre nuestra posición en el cosmos.

 

El 11 de julio de 1991, México se sumergió en la oscuridad cuando la luna ocultó completamente al sol, creando un eclipse total que cruzó desde Baja California hasta Veracruz. Este evento no solo atrajo la atención de aficionados y profesionales de la astronomía a nivel nacional, sino que también generó un interés global. Los observadores de este eclipse experimentaron una caída en la temperatura y una visibilidad estelar en pleno día, mientras algunas especies animales mostraron comportamientos atípicos, confundidos por el repentino cambio de luz.

 

Apenas tres años después, el 10 de mayo de 1994, otro espectáculo celeste adornó el cielo mexicano: un eclipse solar anular, conocido popularmente como el «anillo de fuego». A diferencia del eclipse total, el anular ocurre cuando la luna no cubre completamente el sol, dejando un deslumbrante círculo de luz alrededor de su silueta. Este fenómeno fue visible en estados del norte como Baja California Sur y Sonora, ofreciendo un espectáculo singular a quienes tuvieron la fortuna de observarlo.

 

El más reciente fenómeno, el eclipse anular del 14 de octubre de 2023, reiteró la capacidad de estos eventos para maravillar. Visible como un «anillo de fuego» en partes de la península de Yucatán y como un eclipse parcial en gran parte del país, este eclipse atrajo a observadores en sitios emblemáticos como Champotón, Celestún y la zona arqueológica de Uxmal. En la Ciudad de México, el sol se oscureció en un 70%, ofreciendo una visión parcial del fenómeno que, sin duda, quedará en la memoria de los espectadores.

 

Estos eclipses no son solo fenómenos astronómicos; son eventos culturales que reúnen a las personas bajo un mismo cielo, recordándonos la maravilla del universo y nuestro lugar en él. La anticipación y preparación para estos eventos reflejan un interés creciente en la ciencia y la astronomía entre la población, fomentando una mayor apreciación por los misterios del espacio.