Xóchitl Gálvez decide ‘mandar al carajo’ convencionalismos de campaña y vuelve al huipil
Xóchitl Gálvez redefine su campaña: deja los trajes para volver al huipil y promete más autenticidad.
CDMX a 18 de abril, 2024.- En un giro notable hacia la autenticidad en su campaña presidencial, Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, ha prometido abandonar los trajes sastre que la hacían sentir incómoda y volver a su característico huipil. Durante una sesión en Space de X, donde discutió el libro «Xingona», Gálvez expresó cómo se sintió «fingida» durante el primer debate presidencial, llevando una indumentaria con la que no se identificaba plenamente.
La candidata, conocida por su cercanía con las raíces culturales y su estilo personal auténtico, ha enfrentado desafíos significativos en su campaña, incluyendo la polémica difusión de un video de su hijo Juan Pablo Sánchez Gálvez. Sin embargo, lo que más la ha marcado es la presión de conformarse a una imagen que no refleja su verdadera identidad.
“En esta campaña he vivido cosas durísimas y quizá la más dura es la que pasó con mi hijo. He estado pensando que la gente no me quiere de huipil, porque una presidenta no puede traer huipil. He hecho el esfuerzo de traer traje sastre, que sí lo uso, pero me incomoda», compartió Gálvez.
Gálvez reconoció que su intento de adaptarse a las expectativas convencionales no solo le causó incomodidad, sino que también afectó su desempeño en el debate. Ante esta situación, ha decidido hacer cambios significativos en su campaña: “Creo que voy a mandar al carajo muchas cosas, que no estoy dispuesta a aceptar y voy a ser yo y si me quieren como soy adelante».
La candidata subrayó su preparación y capacidad para resolver problemas, destacando su amor por el prójimo y su habilidad para formar equipos efectivos. Su decisión de volver al huipil no es solo una elección de moda, sino una declaración de principios, afirmando su compromiso con ser genuina y accesible para los votantes.
Esta postura de Gálvez podría resonar profundamente entre los electores que valoran la autenticidad y la conexión personal con los candidatos, especialmente en un panorama político donde la imagen a menudo se percibe como fabricada o manipulada.