Emotivo homenaje a María Lagunes en el Palacio de Bellas Artes: un legado inmortal en el arte mexicano
En una ceremonia cargada de emoción y gratitud, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rindieron un sentido homenaje a la escultora veracruzana María Lagunes, quien falleció a los 102 años, dejando un invaluable legado artístico. El evento, celebrado en el majestuoso Palacio de Bellas Artes, reunió a familiares, amigos y figuras del ámbito cultural para despedir a esta pionera de la escultura en México.
La secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, destacó la trayectoria de más de seis décadas de Lagunes, recordándola como una artista excepcional que abrió caminos en un mundo predominantemente masculino. “María fue una mujer tenaz y valiente, capaz de transformar cualquier material con su talento. Su obra, desde la escultura hasta el grabado, es un testimonio de su inquebrantable pasión por las artes visuales”, señaló.
Entre sus obras más emblemáticas se encuentran el Monumento a Rosario Castellanos en el Bosque de Chapultepec y Señal, una monumental escultura en la Ciudad de México, ambas reconocidas como piezas de gran relevancia en el arte público urbano. Asimismo, su carrera fue reconocida internacionalmente, con exposiciones en museos y galerías de países como Francia, Italia, España y Estados Unidos.
La directora del Inbal, Lucina Jiménez López, subrayó la capacidad de Lagunes para desafiar las normas de su tiempo, no solo como mujer escultora, sino también al explorar formas abstractas en un contexto donde lo figurativo predominaba. “María rompió fronteras, dejando una huella imborrable en el arte contemporáneo. Su obra, llena de volúmenes geométricos y biomórficos, es un tributo a su ingenio y creatividad”, expresó Jiménez.
El legado de María Lagunes también se extiende al ámbito académico, habiendo sido profesora de dibujo y escultura en la Facultad de Arquitectura de la UNAM durante más de tres décadas. Su influencia marcó a generaciones de estudiantes, muchos de los cuales hoy reconocen su impacto en la formación artística.
Durante la ceremonia, Silvia Segarra Lagunes, hija de la artista, agradeció las muestras de cariño y respeto hacia su madre. “Es difícil hablar de María sin emoción, pero puedo decir con certeza que su vida fue una celebración constante de la creación artística”, compartió, visiblemente conmovida.
El homenaje culminó con un minuto de aplausos que resonó en el recinto, un último tributo a la maestra que, a través de su arte, permanecerá eterna en el corazón de la cultura mexicana.
Con este emotivo adiós, el arte despide a una de sus más grandes exponentes, cuyo legado vivirá por siempre en cada una de sus creaciones. Descanse en paz, María Lagunes.