La leyenda del condenado: terror en Mixtlán
Una historia de fe y oscuridad que aún resuena en el corazón de Jalisco
Mixtlán, un pintoresco municipio situado en la Costa Sierra Occidental de Jalisco, no solo cautiva por su impresionante belleza natural, sino también por sus enigmáticas y aterradoras leyendas. Entre ellas, destaca la Leyenda del Condenado, una narración que ha pasado de generación en generación, sembrando miedo y fascinación en sus habitantes.
La leyenda cuenta la trágica historia de Francisco Mateo, conocido cariñosamente como “Chico Mateo”. Este hombre, profundamente devoto y ferviente seguidor de la iglesia local, asumió un papel que no le correspondía: el de sacerdote. Sin la preparación ni la autoridad eclesiástica necesaria, Mateo tomó la valiente, pero desafortunada decisión de consagrar las hostias y el vino durante una misa improvisada. Este acto de herejía no pasó desapercibido.
Según la leyenda, un rayo cayó sobre Mateo durante la consagración, pero en lugar de morir, comenzó a transformarse. Sus cuerpos se deformaron, desarrollando cuernos y alas, y pronto se convirtió en un demonio que aterrorizó a los habitantes de Mixtlán. La comunidad, aterrorizada por su metamorfosis, decidió enterrar su cuerpo en el jardín de la iglesia, que en aquel entonces también funcionaba como cementerio.
Con el paso del tiempo, llegaron los primeros frailes a Mixtlán con la misión de difundir el catolicismo. Al enterarse de la existencia de un ser tan maligno enterrado en un lugar sagrado, realizaron una exhumación. Al abrir el ataúd, se encontraron con una figura grotesca que confirmaba la leyenda: un ser con cuernos enormes y brazos teñidos de rojo. Horrorizados, los frailes envolvieron el cuerpo en sábanas y lo trasladaron al Charco de Altamina, una hermosa cascada natural del municipio. Al arrojar el cuerpo al agua, una nube de vapor con un aroma a incienso surgió del charco, simbolizando la purificación del alma de Mateo.
Desde entonces, el Charco de Altamina es conocido como el Charco del Demonio, y muchos habitantes de Mixtlán evitan bañarse en él, temiendo que el demonio los arrastre al infierno. Además, los lugareños son llamados “tecolotes”, término que en tiempos antiguos se refería a brujos o hechiceros. Esta denominación, junto con la presencia de figuras y símbolos de búhos en todo el municipio, sugiere una conexión con seres mágicos que aún rondan por Mixtlán.
La Leyenda del Condenado no solo es una historia de terror, sino también una reflexión sobre la fe, el fanatismo y las consecuencias de desafiar las normas establecidas. Mixtlán sigue siendo un lugar donde lo natural y lo sobrenatural coexisten, ofreciendo a residentes y visitantes una rica herencia cultural llena de misterio y asombro.