De Zacatecas a Toronto: ¿Quién se llevó más oro y plata, los españoles o los canadienses?
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¡Qué irónica resulta la historia! Si pensabas que el saqueo de metales preciosos quedó en los libros de texto sobre la conquista española, agárrate, porque el capítulo moderno de esta historia está escrito en inglés, y los protagonistas vienen de Canadá. En las últimas dos décadas, las mineras canadienses se han llevado más oro y plata de México que lo que los conquistadores españoles lograron extraer en tres siglos. Y no, no usaron carabelas ni pólvora, pero sí maquinaria de punta y contratos millonarios que han generado más de una polémica.
La fiebre del oro (y la plata) canadiense
Cada año, México produce más de 70,000 kilogramos de oro, de los cuales más de la mitad, unos 35,000 kilos, terminan en manos de empresas canadienses. Minas como Limón-Guajes, Pinos Altos y Los Filos, con producciones anuales que superan los 5,000 kilogramos, son joyas en el portafolio de gigantes mineros como Torex Gold y Agnico Eagle.
En el caso de la plata, aunque los números exactos no son tan claros, las empresas canadienses también tienen las manos bien metidas. Minas como La Colorada y San José son emblemáticas de esta nueva «conquista».
Un saqueo de otro nivel
¿Recuerdas las historias de oro arrancado a los pueblos indígenas y enviado en galeones hacia España? Pues resulta que, en tres siglos de dominio colonial, los españoles extrajeron alrededor de 182 toneladas de oro. Ahora, las mineras canadienses han superado esa cifra con creces: más de 700 toneladas en apenas 20 años. Sí, es como si la conquista española hubiera sido un ensayo y la verdadera obra se estuviera escribiendo ahora.
¿Qué gana México?
Aquí está el giro interesante: mientras que en la época colonial el oro y la plata se traducían en enriquecimiento directo del Imperio español (y mucha miseria para los pueblos locales), en la actualidad los metales preciosos generan empleos, regalías y desarrollo regional… pero no tanto como podría pensarse.
Según expertos, México recibe una fracción del valor real de estos recursos, debido a leyes que permiten condiciones favorables para las empresas extranjeras. Por ejemplo, aunque el sector minero aporta al Producto Interno Bruto (PIB), los impactos ambientales y sociales son un saldo negativo que muchos cuestionan.
El costo oculto de las minas
Las minas modernas no son tan románticas como las historias de pepitas encontradas en ríos. El uso intensivo de cianuro y la destrucción de ecosistemas completos son parte de la factura ambiental. Además, comunidades cercanas a las minas enfrentan problemas de agua, desplazamiento y, en algunos casos, conflictos sociales derivados de la actividad minera.
¿Es saqueo o desarrollo?
El debate está servido: mientras unos ven en la minería una fuente de progreso, otros no pueden evitar la sensación de que estamos repitiendo la historia, con nuevos actores y sin galeones. La diferencia es que, ahora, en lugar de enriquecer imperios europeos, los metales nutren las arcas de corporaciones multinacionales, dejando a México una tajada que, para muchos, es demasiado pequeña.
La pregunta que queda flotando es: ¿hemos aprendido algo desde la época de los conquistadores? Quizás la verdadera conquista moderna no se mide en batallas, sino en contratos que parecen llevarse más de lo que regresan.