La Grandeza del Niño de la Paz y el Bien: Fe, Arte y Tradición en el Zócalo Capitalino
El Zócalo de la Ciudad de México brilla con una atracción que no solo deslumbra por su tamaño, sino también por su profundo significado cultural y religioso: El Niño de la Paz y el Bien. Esta monumental obra, que forma parte de la Verbena Navideña, se ha convertido en un símbolo de la unión entre tradición, arte y devoción durante las festividades decembrinas.
El Zócalo de la Ciudad de México brilla con una atracción que no solo deslumbra por su tamaño, sino también por su profundo significado cultural y religioso: El Niño de la Paz y el Bien. Esta monumental obra, que forma parte de la Verbena Navideña, se ha convertido en un símbolo de la unión entre tradición, arte y devoción durante las festividades decembrinas.
Con dimensiones que quitan el aliento —4 metros de largo, 2.5 metros de ancho y un pesebre que alcanza los 5 metros— este Niño Dios, considerado el más grande del mundo, no pasa desapercibido. Pesando media tonelada, es una creación completamente artesanal, elaborada con resina y sostenida por una estructura metálica, gracias al talento de la familia Gómez Reséndiz, artistas radicados en la alcaldía Iztapalapa.
Una obra que inspira fe y admiración
Desde su inauguración en 2013, esta figura ha sido más que un atractivo visual; es una plegaria convertida en arte. Diseñada con el propósito de exaltar el significado del nacimiento de Jesús, El Niño de la Paz y el Bien ha sabido ganarse el corazón de miles de visitantes que acuden diariamente al Zócalo. Familias completas se detienen para admirarlo, algunos se persignan frente a él, mientras otros inmortalizan el momento con fotografías y selfies.
“Es impresionante el tamaño del Niño Dios. Es el más grande del mundo, y ¡qué bonito que tengamos la oportunidad de verlo gratis!”, expresó Johana Sánchez, vecina de la alcaldía Tlalpan. Por su parte, Jimena González Zárate, originaria de Toluca, destacó la importancia de estas actividades: “Esto llama al turismo y también nos permite distraernos en familia”.
Una tradición que une corazones
El Niño Gigante no solo ha capturado la atención de los habitantes de la Ciudad de México, sino también de turistas nacionales e internacionales. La Verbena Navideña, que incluye zonas de comida, tendederos de piñatas y túneles de luces, encuentra su épico clímax en este Nacimiento monumental.
David Hernández, comerciante local, ha sido testigo del entusiasmo de los visitantes. “La gente viene con mucha devoción y respeto. Es bonito ver cómo esta obra une a todos”, comentó.
Un compromiso con la cultura y la inclusión
Con iniciativas como esta, el Gobierno de la Ciudad de México reafirma su intención de hacer accesibles la cultura y la tradición para todas y todos. El Niño de la Paz y el Bien no solo celebra la Navidad, sino también representa un llamado a preservar nuestras raíces y fomentar la unión en una época de reflexión y esperanza.