Alexander Lukashenko reelegido presidente de Bielorrusia en un proceso electoral cuestionado
¡Lukashenko lo hizo otra vez! Con el 87.6% de los votos, asegura su séptimo mandato en Bielorrusia en unas elecciones tachadas de «farsa». La represión y el miedo siguen marcando el camino hacia el futuro del país.
La reciente reelección de Alexander Lukashenko como presidente de Bielorrusia ha generado un aluvión de críticas tanto a nivel nacional como internacional. Con un impresionante 87.6% de los votos, según un sondeo oficial a boca de urna, Lukashenko continúa su mandato que comenzó en 1994, consolidando su apodo como «el último dictador de Europa». Esta elección, marcada por la ausencia de oposición real y una atmósfera de represión, ha sido calificada como una «farsa» por líderes opositores y organizaciones internacionales.
Desde las protestas masivas de 2020, que estallaron tras acusaciones de fraude electoral, el clima político en Bielorrusia ha cambiado drásticamente. La represión del gobierno ha llevado a la encarcelación de miles de disidentes y la huida de más de 300,000 bielorrusos hacia países vecinos como Polonia. En este contexto, la oposición se encuentra prácticamente desmantelada, con sus principales figuras encarceladas o en el exilio.
Durante su mandato, Lukashenko ha mantenido una postura desafiante frente a Occidente. En declaraciones recientes, afirmó que «no silenciamos a nadie», mientras que sus opositores continúan tras las rejas. La líder opositora exiliada, Svetlana Tijanóvskaya, no dudó en calificar la elección como un «ritual para dictadores», subrayando la falta de alternativas genuinas para los votantes.
El ambiente electoral fue cuidadosamente orquestado; los candidatos que se presentaron fueron seleccionados para dar una apariencia de competencia democrática. Sin embargo, muchos bielorrusos se sintieron obligados a votar por Lukashenko ante la falta de opciones viables. Nadejda Gujalovskaia, una jubilada que votó por primera vez en 20 años, expresó su temor a un cambio radical: «No quiero un Maidán», refiriéndose a las revueltas pro-democracia en Ucrania.
En medio de esta situación tensa, la Unión Europea ha reafirmado su compromiso de imponer sanciones al régimen bielorruso. Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, declaró que las elecciones eran una «mascarada» y prometió continuar con las medidas restrictivas contra el gobierno de Lukashenko.
La reelección de Lukashenko no solo representa la continuación de un régimen autoritario, sino también un desafío constante para los derechos humanos y la libertad política en Bielorrusia. A medida que el país avanza hacia un futuro incierto, el eco de las protestas pasadas aún resuena entre aquellos que anhelan un cambio real.