Trump busca terminar con la nacionalidad por nacimiento en Estados Unidos

Donald Trump, en su regreso a la presidencia de Estados Unidos, ha anunciado su intención de firmar una orden ejecutiva para acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento. Esta medida, aunque inconstitucional, ha generado un intenso debate sobre los derechos de los inmigrantes y la interpretación de la Enmienda 14.

En su primer día de regreso a la presidencia, Donald Trump ha anunciado su intención de firmar una orden ejecutiva para terminar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento en Estados Unidos. Esta medida, que ya había sido propuesta durante su primer mandato, busca eliminar la llamada «ciudadanía por derecho de nacimiento», que según Trump, le cuesta al país miles de millones de dólares y es injusta para los ciudadanos estadounidenses.

Trump argumenta que la Enmienda 14 de la Constitución, que garantiza la ciudadanía a todas las personas nacidas en territorio estadounidense, no cubre a los hijos de inmigrantes indocumentados debido a las palabras «sujeto a su jurisdicción». Sin embargo, esta interpretación ha sido ampliamente debatida y muchos expertos legales sostienen que la medida sería inconstitucional.

El derecho a la nacionalidad es un derecho humano fundamental reconocido en numerosos convenios internacionales, incluyendo la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Este derecho establece el vínculo jurídico esencial entre un individuo y un Estado, otorgando a las personas un sentido de pertenencia e identidad, así como el derecho a la protección estatal.

La nacionalidad por nacimiento se determina generalmente por dos criterios: ius soli y ius sanguini. El criterio ius soli otorga la nacionalidad a las personas nacidas en el territorio de un país, mientras que el criterio ius sanguini la otorga en función de la nacionalidad de los padres. Estados Unidos, junto con otros 29 países, sigue el criterio ius soli, concediendo la nacionalidad automática a cualquiera que nazca dentro de sus límites.

La propuesta de Trump ha generado reacciones mixtas. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha sido tajante al respecto, señalando que el derecho a la nacionalidad está reconocido por Naciones Unidas y que cualquier intento de cambiar esta política sería una violación de los derechos humanos. Además, Sheinbaum ha propuesto de forma burlona que a una parte de Estados Unidos se le llame «América Mexicana».