La Luz de los Antepasados Brilla en Yucatán: Fede Quijano Enciende la Tradición del Hanal Pixán
[Mérida, Yucatán] – Una ofrenda de amor y recuerdos se despliega en el suelo yucateco, mientras el Hanal Pixán envuelve la península con su mágico aroma a incienso y a pib, el platillo ancestral. En este ambiente de respeto y memoria, la Diputada Federal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Fede Quijano, se sumerge en la profundidad cultural de Yucatán para celebrar junto a sus habitantes el etéreo retorno de las ánimas.
El Hanal Pixán, que significa «comida de las ánimas» en maya, es el Día de Muertos en Yucatán. Se trata de un espejo que refleja la riqueza cultural de México y, en especial, el amor y la gratitud que los vivos conservan por aquellos que han traspasado el umbral de la existencia. En una mezcla de colores vivos, sabores que cuentan historias y oraciones que viajan más allá del tiempo, Fede Quijano se ha convertido en portavoz de esta tradición que apela a la esencia misma del ser mexicano.
Con las manos en la masa y el corazón en la historia, Quijano participa en la elaboración de los «pibes», tamales de masa cocidos bajo tierra, que se ofrendan a los visitantes del más allá. Las mesas se visten de mantel blanco, se adornan con cempasúchil, y las velas iluminan el rostro de los ausentes. Es un día especial donde la diputada invita a todos, nacionales y extranjeros, a sumergirse en esta experiencia llena de simbolismo.
«Es un momento para recordar con amor y celebrar la vida compartida», declara Quijano, mientras subraya la importancia de preservar estas prácticas que son el tejido de la identidad cultural mexicana. Con convicción afirma que al mantener vivas estas tradiciones, «contribuimos a la construcción de una sociedad más rica en diversidad y respeto».
Desde el altar hasta la tumba, el Hanal Pixán en Yucatán es una manifestación del ciclo eterno de la vida, visto a través de ojos que han aprendido a encontrar belleza en el adiós. En un mundo que a menudo olvida mirar hacia atrás, figuras como Fede Quijano son faros que iluminan el camino hacia nuestras raíces, mostrando que es posible, incluso en la modernidad, mantener viva la llama de la tradición.