En la reciente sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, 28 de las 58 candidaturas presentadas fueron incluidas en la prestigiosa Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Entre las nuevas incorporaciones destacan el sake japonés, la fabricación del queso artesanal en Minas Gerais (Brasil) y la elaboración del casabe en varios países de América Latina, junto con otras tradiciones que enriquecen el acervo cultural global.
El sake: una tradición japonesa con siglos de historia
Uno de los principales reconocimientos fue para las técnicas ancestrales de producción del sake japonés. Esta bebida tradicional, elaborada con arroz, levadura madre, el hongo koji y agua, ha sido fundamental en la cultura japonesa durante siglos. La distinción de la Unesco busca revitalizar el interés de las nuevas generaciones en su producción y consumo, asegurando su perpetuidad como una parte vital de la identidad cultural de Japón.
Desde Brasil, la fabricación del queso artesanal en Minas Gerais también recibió su merecido lugar en la lista. Esta tradición, que se remonta a tiempos coloniales, es un ejemplo de la seguridad alimentaria local, ya que se produce de manera sostenible, respetando los métodos tradicionales que han pasado de generación en generación. La Unesco reconoció este queso no solo por su calidad y sabor, sino también por su contribución a la cultura y economía de la región.
El casabe: un legado cultural de resiliencia en el Caribe y América Latina
En la región de Latinoamérica y el Caribe, países como Cuba, Haití, Honduras, República Dominicana y Venezuela celebraron la incorporación del casabe, un pan tradicional hecho de yuca, en la lista de la Unesco. Este producto, que ha sido parte esencial de la dieta de muchas comunidades durante siglos, simboliza la resiliencia de los pueblos que lo elaboran, especialmente en tiempos de dificultades.
Además de estas tradiciones gastronómicas, la Unesco reconoció una variedad de prácticas culturales de diferentes regiones del mundo. Entre ellas destacan la cultura sidrera asturiana en España, las tradiciones Ngondo de Camerún, el arte de fabricar y tocar el rubab en Afganistán y la danza húngara Zarda, entre otras. Cada una de estas expresiones culturales contribuye a la diversidad y riqueza del patrimonio inmaterial global.
Este reconocimiento subraya la importancia de preservar y celebrar las tradiciones que han definido a las comunidades durante generaciones, al tiempo que fomenta el entendimiento y la apreciación mutua entre diferentes culturas. La Unesco continúa ampliando su lista con el objetivo de proteger y promover el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, asegurando que estas tradiciones vivas perduren para las futuras generaciones.