Se comprometen México y Centroamérica a proteger a las personas desplazadas
¡México y Centroamérica se unen por los desplazados! Ante la amenaza de Trump, 7 países firman pacto histórico. ¿Podrán frenar la crisis migratoria?
En un movimiento audaz y oportuno, México y seis países centroamericanos han firmado un pacto histórico para proteger a las personas desplazadas, justo cuando el fantasma de las deportaciones masivas de Trump se cierne sobre la región. La Declaración de la Ciudad de Belice, adoptada por los miembros del Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones (MIRPS), promete ser un faro de esperanza en tiempos turbulentos.
Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá han decidido plantarse firmes ante la crisis migratoria que se avecina. Con la firma de esta declaración, estos países no solo se comprometen a fortalecer sus sistemas de asilo, sino también a invertir en empleos y mejorar el acceso a la educación y la salud para los desplazados.
«Es un gran ejemplo de cómo el Pacto Mundial sobre Refugiados puede implementarse de manera efectiva», declaró Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, aplaudiendo la iniciativa.
Mientras tanto, México se prepara para lo que podría ser una tormenta perfecta. Con Trump amenazando con deportaciones masivas y aranceles, el gobierno mexicano está trazando una estrategia de dos frentes: contener el flujo migratorio hacia el norte y, al mismo tiempo, prepararse para recibir a sus ciudadanos deportados.
«No sabemos qué nos espera», comenta Bárbara Mendoza, una migrante venezolana en Ciudad Juárez, reflejando la incertidumbre que se vive en la frontera.
La magnitud del desafío es abrumadora. Tan solo en los primeros cinco meses de 2024, México detectó a casi 1,4 millones de personas en situación migratoria irregular. Esta cifra subraya la urgencia de una respuesta coordinada y compasiva.
El MIRPS no solo busca abordar la crisis inmediata, sino también las causas profundas del desplazamiento. «Los desafíos de la migración son demasiado intensos como para que cualquier nación en las Américas pueda combatirlos aisladamente», advierte Marcelo Pisani, Director Regional de la OIM para Suramérica.
La Declaración de Belice es más que un documento; es un llamado a la acción. Mientras la región se prepara para enfrentar uno de sus mayores desafíos migratorios, la colaboración y la solidaridad serán cruciales. El tiempo dirá si este pacto será suficiente para proteger a los más vulnerables en la tormenta que se avecina.